Estabas tu en tu tristeza,
Estabas tras de tu cortina,
Como la aura matutina,
Como la harina en tu artesa.
Hablaste tu a mi corazón hablaste,
Dijiste que el palacio te era ausente,
Hablaste tan graciosamente,
Me conmoví pues no callaste.
Tierna, lúgubre y silenciosa,
Despojaste a mi alma su dureza, Estremeciose este ser cual una presa,
Que se revuelve entre las fauces de una osa.
Y tu robaste mi alma,
Con lazos de dulzura,
Con dardos de ternura,
Y te llevaste mi cariño,
Con voz emocionada,
Cual tintineo de una hada.
En tus brazos me elevaste al firmamento,
Al firmamento de tu amor incomparable,
Como las aves que entre trinos van al aire,
Asi mi corazón voló y quedo contento.
Y ahora; en tus brazos voy perdido,
En tus ojos voy perdiendo el miedo,
En tus labios voy hallando el cielo,
Y en este amor que me regalas,
Encuentro todo lo que yo espero.
Lima - Perú
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