Detrás de su escritorio,
con su mirada vigilante
mientras su lapicero infalible
se revuelve entre sus dedos
mi profesora Martha
observa y luego escribe.
Atizbando sobre los espejos
inexorable y tranquila,
mientras su advertencia me otorga:
"en que piensas hijo
termina tu examen"
ella esboza su sonrisa.
Yo pillado y avergonzado
para mis adentros digo:
¡Ay!, si supiera ella,
el motivo de mis pensamientos
y que mis ojos se desviven por mirarla,
cada día por soñar con ella,
¡¡Ay, si supiera ella!!
Un chasquido de sus dedos
delicados me despierta,
de mi dulce pensamiento
de mi pensamiento absurdo,
de mi corazon de niño,
que platónico se siente enamorado.
¡Dios!, no debe estar pasando,
¿soy un chico enamorado?
Me embelezan sus palabras
en su rostro tan sereno,
cuando mi hombro tocan
sus angelicales manos,
simplemente tiemblo.
Y descubro,
que admiro con locura
a mi profesora Martha.
Letras hechas por: Paco Cóndor Inche